Perdonar será tal vez el reto más difícil, pero cuando nos lanzamos a creerle a Dios y a obedecerle, perdonando, habremos abierto entonces una puerta inmensa que nos llevará a la sanidad de nuestra alma, y a las tan anheladas paz y libertad.
La experiencia de perdonar genuinamente a aquellos que nos han herido durante el transcurso de nuestra vida, es lo más sanador y liberador que pueda suceder a un ser humano, pero no puede vivirse sin antes nosotros mismos haber sido perdonados, ser recipientes del perdón de Dios y así poder darlo a otros.
En esta clase seguirán recibiendo instrucción sobre el arma más poderosa de Dios, «El Perdón»