Desprendimiento

Ciclo: Hay Esperanza

Mi vida estaba atada a otras personas, creyendo que mi felicidad dependía de su cambio y aprobación. Dios me enseñó el Arte del Desprendimiento, permitiéndome entregar a cada persona en sus brazos. Desprendimiento no es rendirse, sino dejar a Dios ser Dios y permitir que la vida fluya sin controlarla. ¡Recuerda, siempre hay esperanza!

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Maestro(s)
Isaac Cianci
Fecha
25/05/2024

Mi vida estaba atada a otras personas. Sentía que mi felicidad y paz interior dependían de que otros cambiaran y, por encima de todo, de que me aceptaran y me aprobaran. En medio de mis luchas para soltar y dejar ir, Dios me enseñó y me entregó un arma poderosa: el Arte del Desprendimiento. Aprendí a abrir mis manos y a entregar a cada persona con la que me relaciono en los brazos del Padre.

Dejar que nuestro ser querido se enfrente a las consecuencias de sus propias acciones puede ser la parte más difícil del desprendimiento; experimentará dolor e incomodidad en el proceso, sin embargo, comenzar a ver y a sentir las consecuencias de sus acciones, le permitirá darse cuenta de que tiene un problema y que necesita ayuda.

Desprendimiento no es tirar la toalla, es permitir que la vida fluya sin tratar de controlarla. Es dejar a Dios ser Dios.
¡Un abrazo fuerte! Siempre recuérdale a tu alma que ¡Hay Esperanza!

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