En nuestros primeros años de vida, muchos experimentamos algunos tipos de dolor que nos han marcado hasta el día de hoy, ya sea por haber recibido cosas que nunca debimos haber recibido como rechazo, abandono o abuso, o por no haber recibido aquellas que necesitábamos desesperadamente como amor y cuidado incondicional.

Por eso, aunque nuestro cuerpo físico haya crecido, muchos nos quedamos estancados y nos comportamos como corresponde a etapas anteriores a nuestra edad actual.

Permitir que Dios te revele dónde te quedaste, qué fue lo que pasó contigo, los por qué de tus comportamientos y cómo seguir madurando es una de las misiones más difíciles que tendrás que asumir en el proceso de sanidad, pero tal vez una de las más importantes.

Daremos inicio al ciclo de enseñanzas y proceso de restauración llamado: Madurez. La primera clase será una introducción donde se podrás identificar los primeros por qué de esas conductas que siempre has querido, pero no has podido erradicar.